Los periodistas cuentan lo que ven y lo
que averiguan de otros. Ahora,
gracias a internet, es más fácil publicar uno mismo. Pero gracias a las redes
sociales también es más fácil hacer llegar información a los periodistas: se
puede encontrar su correo, mencionarle en twitter, escribirle en facebook.
El periodismo es un
oficio no porque sea muy difícil de hacer: un periodista debe saber averiguar y
comprobar hechos, y contarlos en orden; algo que se aprende en la escuela.
El periodista profesional
no debe tener miedo a que los ciudadanos le quiten su labor. Tendrá trabajo
porque descubrir qué pasa, escoger lo más importante y contarlo lleva tiempo y
nadie más lo tiene. Además, la experiencia da ventaja. Antes circulaban pocas
cosas y el medio escogía cuáles eran las importantes. Ahora circulan demasiadas
-y muchas que no son verdad- y el medio debe escoger aún cuáles son las
importantes.
Aunque ahora la selección
no está solo en la mano de los periodistas: también los ciudadanos con ganas
pueden escoger sus noticias preferidas. Con eso los periodistas hemos perdido
peso, pero hay otras maneras de aprovechar las ganas que tienen los ciudadanos
de participar en contar la realidad. Aparte de los que ya tienen su blog, he
visto periodismo ciudadano de tres tipos. Escribo hoy porque esta semana han
pasado noticias que ilustran los tres.
1. Las fuentes únicas.
Tienen información exclusiva porque nadie tiene acceso. Podrían abrir blogs,
hacer periodismo y serían visitados. Pero quieren tener más influencia y su
objetivo es llegar a los grandes medios.
El mejor ejemplo ocurre
en Siria. Casi no hay periodistas extranjeros y los pocos que hay se pueden
mover poco. La información que sale de la mayoría de ciudades en revuelta es de
ciudadanos que graban imágenes o buscan información. Hay grupos de activistas
que se encargan de difundirla: “La gente en
el terreno nos contacta, nos da información, imágenes, números de contacto, lo
que tengan, y todo es procesado y diseminado en el país [Siria] y enviado a los
medios internacionales”, dice un
coordinador.
Es un trabajo de
periodismo (aunque pueda ser tendencioso), pero lo hacen ciudadanos porque los
periodistas no pueden hacerlo. También se puede dar en catástrofes naturales o
cuando alguien graba un tren que descarrila. Es periodismo ciudadano casi sin
querer. Por ser un periodismo parecido al tradicional y que se da por razones
extraordinarias, es menos interesante y frecuente.
2. Las fuentes
minuciosas. Estas fuentes ciudadanas también tienen información exclusiva, pero
solo porque la buscan durante horas. Esta semana ha habido un ejemplo magnífico
en Estados Unidos. Un congresista demócrata, Anthony Weiner, tuiteó una foto de
sus genitales para una seguidora. La borró en seguida, pero ya le habían
pillado. Vigilaban su cuenta desde hacía meses porque había tenido otros
flirteos virtuales.
Weiner primero dijo que
le habían pirateado la cuenta y que los genitales no eran suyos. Luego admitió
que lo había hecho. Por ahora, no dimitirá. El célebre blog conservador que
publicó la foto de Weiner, Big Government, se dedica en parte a esto: “Nosotros encontramos los hechos que ellos [los medios]
no encuentran o prefieren ignorar, y los revelamos al público”.
No es una estrategia solo
conservadora. Los demócratas tienen American Bridge 21st Century, que se dedica
a enviar “detectores” a seguir a políticos republicanos. Uno ya dio con
un error del candidato presidencial Tim Pawlenty, que confundió Irak con Irán.
Lo mismo hace Media Matters, que graba horas y horas de programas de tele o
radio conservadores y busca errores o insultos.
Este tipo de fuentes tuvo
repercusión en la campaña de 2008. Una periodista ciudadana del Huffington Post
grabó una frase de Barack Obama que fue quizá el mayor problema de su elección:
la gente “amargada, se aferran a las
armas, a la religión o antipatía a la gente que no son como ellos”, dijo Obama en privado ante unos simpatizantes. La
periodista ciudadana que recogió por sorpresa la frase, Mayhill Fowler, quiso
más adelante cobrar, pero en el Huffington Post le dijeron que se buscara otro
medio.
Este modelo de periodismo
ciudadano tiene dos diferencias respecto a los periodistas: primero, son muchos
más y pueden hacer un trabajo más minucioso y, segundo, son gratis. Solo tiene
futuro entre gente muy convencida por una causa. En American Bridge 21st
Century lo han entendido y sus “detectores” son profesionales. El valor de la información que
aportan estas fuentes es relativo. Es asunto de debate que sea esencial o no
para votar a un político saber si tuitea fotos de sus genitales, o si el desliz
de Pawlenty no es algo que nos pueda pasar a todos. Me parece un periodismo
atractivo, pero poco valioso.
3. Las fuentes
colaboradoras. Hoy el gobierno de Alaska revela 24 mil correos electrónicos de
Sarah Palin cuando era gobernadora. El New York Times pedía ayer ayuda a los
lectores para encontrar los mejores cuanto antes. El segundo comentario a esa
noticia decía: “¿No os pagan para hacer eso
vosotros mismos?” Tiene razón. El Times quiere
mano de obra barata, como el Huffington, no periodismo ciudadano.
Las redes sociales pueden
ayudar a encontrar fuentes, como intenta aquí AP. El periodismo siempre ha
necesitado fuentes y declaraciones, ahora las busca también en twitter. No es
una novedad crucial.
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